Automoción, presente y futuro



Estos dos últimos años, la industria del automóvil ha visto comprometida su actividad productiva y comercial por varios motivos como la pandemia del Covid-19, la crisis de los semiconductores y por la guerra entre Rusia y Ucrania que, en nuestro último artículo, ya pusimos de manifiesto sus consecuencias en el sector del molde y el de la automoción.  Como efecto “inmediato”, observamos un incremento de precios que se han trasladado directamente al precio de venta de los productos acabados. Además, el sector de la automoción se encuentra inmerso en la transición de la industria hacia la electrificación, cuyo proceso ha conllevado importantes inversiones económicas en el desarrollo de nuevos modelos y adaptación de las plantas actuales, entre otros. 


Estos hechos nos invitarían a suponer que el sector no está pasando por uno de sus mejores momentos. No obstante, los resultados financieros del ejercicio 2021, parecen contradecir estas suposiciones, puesto que fue el año en el que se han batido récords de beneficios. El secreto de esta presunta contradicción, reside en que las marcas han abandonado la estrategia de venta basada en el volumen por una nueva orientada en el valor añadido, gracias, en parte, a la situación actual que ha jugado un papel relevante a favor de este cambio de rumbo.

 

Hoy en día, inmersos en el desarrollo de la nueva movilidad eléctrica y su infraestructura, el volumen y la necesidad de crecimiento constante ya no es una prioridad. Ahora de lo que se trata es de dimensionar la capacidad productiva a una nueva realidad de mercado y, sobre todo, asegurar los beneficios mediante esta nueva estrategia. Como resultado, se fabrican menos coches, todos con un cliente asignado, suben los precios de venta y tienen toda la producción vendida sin necesidad de pelear con competidores y sin apenas gasto en publicidad. En suma, la falta de componentes ha propiciado que se fabriquen solo aquellos coches por los que el cliente ya haya dado una paga y señal, reduciendo los stocks y el capital inmovilizado. Y, por si fuera poco, se ha reducido la oferta de versiones, eliminando aquellos que dejaban un margen de beneficio menor. 


Esta nueva realidad tiene varias consecuencias de las que vamos a resaltar 3: 


1-        El encarecimiento de los coches nuevos, donde las nuevas políticas europeas de emisiones y seguridad lo justifican en parte, pero   no como para que las marcas lo puedan usar como escusa a una subida media de 10 000€ en el precio de vehículos nuevos.    


2-       Un efecto económico negativo debido a que: 

                                   Se van a fabricar menos coches. 

                                   La mayor automatización de las plantas de producción. 

                                   El cierre de las plantas de producción por exceso de capacidad productiva. 

                                   Reducción de stocks   

Todo ello, va a suponer un revés importante a la oferta de puestos de trabajo que la automoción ofrecía en el pasado, viéndos drásticamente reducida en el corto plazo, afectando negativamente al mismo sector e incluso a otros que se encuentran fuertemente ligados a la automoción. 


3-      La complicación al acceso a la movilidad individual para un alto porcentaje de la población, que deberán buscar soluciones alternativas que no pasen exclusivamente por la propiedad de un vehículo. 


 No obstante, cuando se cierra una puerta se abre una ventana, puesto que se brinda la posibilidad de nuevas formas de entender la movilidad como el car sharing o las economías colaborativas, que optimizan costes y pueden ser una solución a la movilidad urbana y a su impacto medioambiental. 


Resumiendo, nos encontramos en un periodo de grandes cambios y no es fácil pronosticar como estará el mundo dentro de un año, pero si podemos estar seguros de que esta situación repercutirá seriamente en el sector del molde a corto plazo, entre otros. Al largo plazo es posible que las alternativas a la movilidad mencionadas ganen presencia y el efecto negativo inicial se vea compensado, no obstante, aún es pronto para saberlo.


Hoy en día el mundo está cambiando a un ritmo frenético y el sector de la automoción no es un fenómeno aislado, lo que parece depararnos unos próximos años especialmente intensos y confusos para todos. 


En Santos & Schulz trabajamos precisamente orientados en adaptarnos a cada situación y trasladar esta capacidad a nuestros clientes. “No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta” por lo que trabajar con nosotros proporciona mayor competitividad a nuestros clientes que, a nivel estratégico, se pone en alto valor para estos tiempos en que la adaptación es una obligación.

Volver